El lugar más hermoso del mundo: El pecho del ser amado.
El lugar más sagrado: Mi templo interior.
El paisaje más bello: La serenidad de mi alma.
La música más hermosa: El silencio interior.
El canto más sublime: Las voces de los niños.
El tesoro más preciado: El amor.
La Luz más radiante: La de la Fe.
El perfume más exquisito: La piel de un bebé.
La máxima obra de arte: El Cosmos.
La danza más admirable: Los astros, la luna y las estrellas.
Lo más importante: La vida misma.
El mejor de los éxitos: La felicidad.
El máximo logro: La sabiduría y la paz interior.
El anhelo irrenunciable: Encontrar y cumplir mi misión.
No perder el rumbo, no olvidar el sentido de nuestra presencia, no claudicar.
El lugar más sagrado: Mi templo interior.
El paisaje más bello: La serenidad de mi alma.
La música más hermosa: El silencio interior.
El canto más sublime: Las voces de los niños.
El tesoro más preciado: El amor.
La Luz más radiante: La de la Fe.
El perfume más exquisito: La piel de un bebé.
La máxima obra de arte: El Cosmos.
La danza más admirable: Los astros, la luna y las estrellas.
Lo más importante: La vida misma.
El mejor de los éxitos: La felicidad.
El máximo logro: La sabiduría y la paz interior.
El anhelo irrenunciable: Encontrar y cumplir mi misión.
No perder el rumbo, no olvidar el sentido de nuestra presencia, no claudicar.
Lic. María Elena García Novarini