INLAKESH

ALOHA

NAMASTE ...

Si bien todos los lugares son sagrados, precisamos todavía crear algunos en los que pongamos nuestra intencion de reconectar con la Divinidad, ya sea alli afuera o en nuestro interior

Necesitamos un lugar para estar en paz, para agradecer, para reverenciar, para orar, para estar en silencio, para sentir la tierra debajo nuestro, al cielo sobre nosotros. para abrir nuestra mente y nuestro corazón a lo sagrado.

Este templo está dedicado a todas las manifestaciones de lo sagrado en esta tierra, abarcando las antigüas tradiciones chamánicas comunes a casi todos los pueblos y sus desarrollos en todos los continentes y tiempos.

También lo dedico con gratitud a todos mis maestros, formales, informales, visibles e invisibles, presentes, pasados y en todos los terrenos de la vida. Gracias!

Paz profunda



Viajero del Infinito!

Que el eterno sol te ilumine siempre, que el amor crezca a tu alrededor y la luz pura de tu corazón te guíe de regreso al hogar.
Sat Nam




A Ricardo Miguel Barrenechea . In Memoriam


Querido Ricardo,

En estos dos años he comenzado muchas veces a escribir un lamento por tu trágica muerte y un homenaje a tu calidad humana y a la amistad con la que me honraste... naufragando repetidamente en el intento.

Por una parte la tristeza, por otra la dificultad para encontrarle un significado a las circunstancias concretas de tu asesinato, por último... hallar las palabras que hagan justicia a todo lo anterior. Confieso que no he mejorado mucho en ninguno de estos aspectos, pero mañana un nuevo aniversario de tu desaparición me compele a hacer lo que pueda con lo que tengo.

Tuve la suerte de conocerte hace más de 20 años, por amigos comunes, y de que nos lleváramos bien de inmediato. Eras un tipo extraordinariamente inteligente y sensible, aunque te esforzaras por disimularlo y comportarte como “uno más de los muchachos”. Pero nunca te contentó quedarte en la superficie de las cosas, y una cierta tristeza que recuerdo -y que volví a ver en tu foto del Colegio en internet,- habla de la pérdida temprana de la ingenuidad. Cosas de la vida. Nunca te oí quejarte, ni siquiera años después, cuando se fue –de un día para otro- Catalina, ese rayito de sol, llena de determinación y frescura, tan pequeña y tan grande. Entonces, apelaste a tu fuerza interior, a la aceptación y decidiste vivir más intensa y comprometidamente que antes. Y con Dino, tu pilar, lo hicieron. Recuerdo cuando primero me hablaste con mal disimulado embelesamiento de quien sería tu mujer y madre de tus hijos... y ya entonces, cuando aún restaba un cortejo paciente, determinado y contenido, sé que sabías que tenían un destino en común.

Buen padre, hijo, hermano y amigo, también te destacaste como profesional. Cuando la informática en Argentina todavía era algo muy alejado del común de la gente,  te metiste a estudiarla en serio y al tiempo con Fabian y Guillermo crearon una empresa de sistemas para ingeniería que es un ejemplo de seriedad e innovación. Me acuerdo que me sorprendiste un día contando que la empresa estaba creciendo mucho... y que preferían algo más chico, más personalizado y que los involucrara directamente. Eligiste la pasión por un estilo de trabajo, renunciando a hacer “un negocio”, que probablemente les hubiera aportado más riqueza pero menos satisfacción. Te admiré por eso, como por muchas cosas más... tu entusiasmo, tu capacidad de estar relajado y disfrutar de la compañía, de los afectos, de la familia, del juego.

Las imágenes se amontonan, una vida debe ser honrada en su totalidad y también en sus detalles, pero al menos por el momento, esos lo llevo en el corazón.

Con respecto al crimen, sólo puedo referirme a los más íntimo y personal. De la seguridad, de sus políticas, de los aspectos legales y sociales se ha dicho mucho y se deben solucionar institucionalmente con justicia y verdad. Pero no puedo pasar por alto algo en lo que creo profundamente.   

Más allá de los aspectos mencionados, siento que la violencia en todos sus niveles y formas antes que en el exterior, anida en nosotros mismos. Eso no disculpa a ningún delincuente de ningún tipo de delito. Pero nos obliga a asumir a cada uno individualmente la responsabilidad por nuestros propios sentimientos de codicia, de odio, de crueldad. Y por eso, por los míos, te tengo que pedir perdón querido amigo, te quiero mucho, gracias por todo lo que me diste.

Juan